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Historias de los orígenes y comienzos del distrito de C. Suárez. Capítulo 7

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Hoy haremos referencia a las colectividades extranjeras. Había una tierra fértil que necesitaba de brazos fuertes para trabajarla y Don Eduardo Casey instrumentó los medios para que en el distrito de Coronel Suárez se establecieran aquellos inmigrantes europeos que quisieran poblarla. En 1884 llegaron los galeses, en 1886 los “Alemanes del Volga”.

Los inmigrantes italianos y españoles arribaron a esta zona en las dos últimas décadas del siglo XIX. En el año 1894 fundaron, los primeros, la Asociación Italiana de Socorros Mutuos “Luciano Manara”, honrando a quien se preocupara por preservar el sentimiento del país de origen, y los segundos la Asociación Española de Socorros Mutuos que tuvo como Presidente Honorario a Don Francisco Alberdi.

La misión que cumplían era la de ayudar a los recién llegados hablándoles en su propio idioma y asistiéndolos en sus necesidades. Las dos asociaciones ubicaron sus sedes en la calle Mitre, una al 1200 y la otra al 1100. Las dos construyeron sendos cine-teatro para el esparcimiento de la población. Otra similitud es que ambos cines sufrieron los efectos del fuego.

El Cine Teatro Italia se incendió dos veces, arrasando la secretaría y otras dependencias, por lo que se carece de mayores datos de la organización inicial. El cine Cervantes sufrió los efectos de las llamas con pérdidas totales, lo que obligó a su reconstrucción. La sede social funciona desde entonces en el primer piso del edificio.

Las tradicionales “romerías españolas” se organizaban anualmente. Al igual que los bailes de la colectividad italiana. En ambas fiestas una verdadera multitud se acercaba para compartir danzas y costumbres tradicionales. Estas asociaciones recibieron la donación de un terreno para cada una en el cementerio municipal destinado a la construcción de un panteón para los socios y sus familiares.

En 1889, llegaron doscientas familias de inmigrantes israelitas. Escapando de la Rusia de los Zares, de Polonia, de Alemania y de Rumania venían atraídos por la buena tierra que les prometiera el Barón Mauricio de Hirsch, quien impulsó las colonizaciones de los judíos en la Argentina, y se afincaron en los campos locales, a pesar de que la mayoría no eran agricultores. En 1906 fundaron la colectividad con el nombre de “Sociedad Israelita de Socorros Mutuos”.

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Las prácticas de su religión las realizaban en las casas de familia donde se reunían para celebrar el culto. Años más tarde, en 1915, edificaron la sinagoga que se encuentra en la intersección de las calles Mitre y Garibaldi. Allí se enseñaba a los niños el idioma idish. Al lado se construyó un salón de fiestas con un importante escenario y funcionó la biblioteca.

El buen estado de conservación que lucen en su interior se debe al cuidado que le brindan los descendientes de las pocas familias que viven en esta ciudad. La mayoría de las que llegaron inicialmente, luego emigraron siguiendo a sus hijos, los que buscaban una preparación mejor en escuelas de ciudades importantes.

Alrededor de 1900 recibieron del entonces Intendente Municipal, Don Sixto Rodríguez, la donación de un amplio terreno lindante con el Cementerio Municipal donde se encuentran los monumentos y tumbas israelitas. También a fines del siglo XIX llegaron inmigrantes franceses a la Argentina. Don Eduardo Casey había fundado tres pueblos en el recorrido del ferrocarril Sud.

El más alejado fue “Pigüé”, lugar donde se asentaron cuarenta familias procedentes de Aveyron, un pueblo del sur de Francia. Y desde la localidad de Azul, donde se establecieron inicialmente, llegaron los colonos de Bearn, otro pueblo similar al anterior, los que se quedaron en Coronel Suárez.

Organizaron y fundaron la Sociedad Francesa Patrie el 11 de septiembre de 1899. Esta sociedad daba asistencia y medicamentos a sus afiliados, los ayudaba con los gastos de los funerales y se preocupaba por trasmitir su idioma y sus costumbres.

Coronel Suárez recibió también a pequeñas comunidades de árabes, austriacos, eslovenos, japoneses, suizos, vascos y muchos otros. Todos juntos, acompañados por nativos y criollos convirtieron este terreno fértil en un polo de desarrollo económico, social y cultural que ha colocado a este distrito entre los más progresistas del sudoeste de la Provincia de Buenos Aires.

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