Exploración submarina en Mar del Plata: imágenes en directo desde las profundidades del océano. Desde una profundidad de hasta 3.900 metros, una expedición científica encabezada por el CONICET ha logrado transmitir en vivo escenas inéditas del fondo marino frente a la costa bonaerense. La misión, bautizada Talud Continental IV, se lleva a cabo a bordo del buque R/V Falkor (too) del Schmidt Ocean Institute y se centra en el estudio del Cañón Submarino de Mar del Plata, una zona caracterizada por su alta biodiversidad debido a la confluencia de las corrientes de Brasil y Malvinas.
La campaña, que comenzó a principios de julio, reúne a más de 30 especialistas de diversas instituciones científicas del país, como el Museo Argentino de Ciencias Naturales, el IBIOMAR y el IIMYC, todos con respaldo del CONICET. Esta etapa da continuidad a las investigaciones iniciadas en 2012 y 2013, pero con una diferencia fundamental: el uso del ROV SuBastian, un vehículo operado a distancia capaz de registrar imágenes en alta definición sin alterar el entorno.
Gracias a las transmisiones en directo a través del canal de YouTube del instituto, miles de personas han seguido a diario las inmersiones del ROV, que cada noche desciende por debajo de los 3.000 metros. Las grabaciones muestran corales de aguas profundas, peces abisales, crustáceos y estrellas de mar, generando un enorme interés del público, que incluso ha bautizado a algunas criaturas, como “Batatita” o “la estrella culona”.
Más allá del impacto en redes sociales, este proyecto marca un hito en la investigación marina en Argentina. Según el investigador Martín Brogger, esta expedición representa un avance significativo en el conocimiento científico y tecnológico de los ecosistemas de aguas profundas. Además de observar fauna en tiempo real, la tecnología permite recolectar muestras, crear modelos tridimensionales y generar materiales educativos.
Área poco estudiada
El área explorada se ubica en una parte poco estudiada del talud continental, donde confluyen aguas templadas y frías, creando condiciones únicas para especies aún no clasificadas. Durante la expedición, se realizaron estudios en estaciones de hasta 3.900 metros, analizando procesos como el transporte de sedimentos, la reproducción de organismos, la presencia de carbono azul y material genético ambiental.
No obstante, la belleza del paisaje submarino se vio opacada por la presencia de residuos humanos: bolsas de plástico, redes y desechos fueron detectados a más de 1.000 metros de profundidad. “Esto demuestra que la contaminación llega incluso a los rincones más inaccesibles del océano”, alertó Brogger. Estos residuos pueden dañar hábitats sensibles y especies de lento crecimiento, como corales y esponjas.
Emotivo momento
Uno de los momentos más emotivos ocurrió cuando el investigador Mariano Martínez observó en vivo una especie que él mismo había descrito años atrás, lo que fue celebrado por la directora del IBIOMAR, Soledad Leonardi, quien destacó el liderazgo argentino en esta iniciativa. Los descubrimientos incluyen especies abisales y restos de contaminación, todo documentado en un contexto de restricciones presupuestarias. Aun así, el equipo logró mantener la misión activa gracias a la cooperación internacional y la eficiencia en el uso de recursos.
Herramienta de divulgación
Además del trabajo científico, el proyecto Talud IV se pensó como una herramienta de divulgación: se organizaron transmisiones abiertas, encuentros educativos y publicaciones en plataformas de acceso libre como CONICET Digital, OBIS y GenBank. Como señaló Brogger, “existe una gran necesidad de acercar la ciencia a la gente”, y esta misión ha logrado ese objetivo al generar tanto admiración como conciencia ambiental. La campaña continuará hasta principios de agosto, mientras el mar argentino revela poco a poco los secretos que escondía en sus profundidades. (InfoGEI)
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