Padres en alerta por la cosmeticorexia: la obsesión por el cuidado estético que crece en nenas y adolescentes. En los últimos años, el interés por el cuidado personal y las rutinas de belleza ha dejado de ser patrimonio exclusivo de adultos. Cada vez más niñas y adolescentes, algunas incluso desde los siete u ocho años, comienzan a adoptar prácticas de cuidado facial con productos diseñados para pieles maduras, como sérums con vitamina C, retinol, exfoliantes químicos y cremas antiage.
Lo que podría parecer una simple imitación de tendencias adultas, en muchos casos, esconde una problemática más profunda: la cosmeticorexia, una obsesión creciente por la apariencia física que está impactando en edades cada vez más tempranas. Impulsada por el influjo constante de redes sociales como TikTok e Instagram, donde influencers —algunos de ellos menores— promocionan rutinas extensas de skincare, esta práctica está generando alarma en el ámbito médico y psicológico.
Detrás del “autocuidado” promovido en estos contenidos se esconde, muchas veces, una presión estética invisible pero poderosa, que lleva a las chicas a buscar una perfección inalcanzable desde edades en las que el juego, el aprendizaje y la construcción de la identidad deberían ser prioridades. La situación ha encendido las alertas de padres, docentes y profesionales de la salud mental y dermatología pediátrica. ¿Qué consecuencias tiene esta sobreexposición a estándares estéticos irreales?
¿Qué pasa cuando una niña siente que necesita una rutina de belleza para ser aceptada o admirada? ¿Cuál es el impacto psicológico de crecer creyendo que la imagen vale más que la autenticidad? Este fenómeno, que mezcla consumismo, presión social y modelos aspiracionales filtrados por pantallas, invita a reflexionar sobre el rol de las familias, la industria cosmética y los contenidos digitales en la formación de la autoestima y el bienestar emocional de niñas y adolescentes.
El boom de las rutinas de skincare llegó para quedarse, pero ahora está tomando un rumbo preocupante: cada vez más niñas y adolescentes adoptan hábitos de cuidado facial extremo, usando productos que no solo no necesitan, sino que podrían dañar su piel. Esta tendencia, impulsada por redes sociales, influencers y un marketing cada vez más agresivo, está despertando alarma entre padres, dermatólogos pediátricos y especialistas en salud mental.
¿Qué es la cosmeticorexia?
La cosmeticorexia es un término que hace referencia a la obsesión compulsiva por mejorar la apariencia a través de productos cosméticos. Aunque no está oficialmente catalogada como un trastorno mental, se asocia con comportamientos que rozan la adicción y con una imagen corporal distorsionada. Hasta hace poco, se la relacionaba con adultos, pero ahora esta preocupación por la estética desmedida está llegando a edades cada vez más tempranas.
Skincare en niñas: tendencia preocupante
En TikTok, Instagram y YouTube abundan videos de “rutinas de belleza” protagonizadas por menores de 10, 12 o 14 años. En ellos se muestran aplicando sérums, exfoliantes químicos, cremas con retinol o incluso mascarillas con ingredientes activos destinados a pieles maduras. Algunas marcas, lejos de desalentar esta práctica, han comenzado a incluir packaging atractivo para captar la atención del público infantil y preadolescente.
El problema, según advierten los dermatólogos, es que la piel de una niña no necesita esos tratamientos y, en muchos casos, puede verse afectada negativamente. “Los productos diseñados para adultos pueden alterar la barrera cutánea de una piel infantil, generar irritaciones o provocar reacciones alérgicas”, explican especialistas del Hospital de Clínicas. Además, se corre el riesgo de normalizar una preocupación estética desmedida desde edades muy tempranas.
La presión estética empieza antes
Más allá de lo físico, hay una dimensión emocional profunda. Psicólogos advierten que esta tendencia forma parte de una cultura que empuja a las niñas a alcanzar estándares de belleza imposibles. “Estamos viendo niñas de ocho años preocupadas por arrugas, por poros abiertos o por tener una piel ‘perfecta’. Es una demanda que no surge de una necesidad real, sino de la comparación constante que imponen las redes”, señala la licenciada en psicología infantil Mariana Torres.
El fenómeno tiene muchas caras: desde el acoso escolar por la apariencia, hasta la validación social que se obtiene en línea a través de likes y comentarios. Para muchas chicas, el cuidado estético deja de ser un juego o una elección personal y se transforma en una obligación impuesta por un entorno hipervisual.
¿Qué pueden hacer las familias?
Frente a este escenario, los expertos recomiendan a las familias mantener un diálogo abierto con sus hijos e hijas. “No se trata de demonizar el skincare o el interés por el autocuidado, sino de entender de dónde viene ese interés y qué mensaje subyace”, remarcan los profesionales. También es fundamental acompañar con educación: explicar qué productos son adecuados para cada edad y fomentar una autoestima basada en valores más allá de lo estético.
Limitar el acceso sin acompañamiento a ciertas plataformas, promover referentes diversos y reales en los medios, y enseñar el valor del cuerpo por lo que es y no por cómo se ve, son estrategias clave para evitar que la cosmeticorexia se instale como norma en las infancias y adolescencias.