El conflicto entre Israel y el mundo musulmán es uno de los más complejos, antiguos y sensibles del escenario internacional. Aunque a menudo se lo presenta como un enfrentamiento religioso o étnico, sus raíces profundas están en factores históricos, políticos, territoriales y coloniales que han evolucionado a lo largo de más de un siglo. A continuación, un repaso a los principales hitos y contextos que explican este conflicto.
Antecedentes históricos: el Imperio Otomano y el sionismo
Durante siglos, Palestina —la región que hoy incluye a Israel, Cisjordania y Gaza— formó parte del Imperio Otomano (1517–1917). La zona albergaba una población mayoritariamente árabe, compuesta por musulmanes, cristianos y una pequeña comunidad judía. A fines del siglo XIX, en Europa surgió el sionismo, un movimiento político y nacionalista fundado por Theodor Herzl que promovía el regreso del pueblo judío a lo que consideraban su patria histórica, en respuesta al creciente antisemitismo. En esa época, muchos judíos comenzaron a migrar a Palestina, lo que generó tensiones con la población árabe local.
El Mandato Británico y la Declaración Balfour
Tras la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano se desintegró y Palestina quedó bajo control británico mediante el Mandato de la Sociedad de las Naciones (1920–1948). En 1917, el Reino Unido emitió la Declaración Balfour, en la que expresaba su apoyo a la creación de un “hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina. A medida que crecían las olas migratorias judías desde Europa, aumentaban también las tensiones con los árabes palestinos, que veían amenazado su territorio, su identidad y su futuro político.
La partición de Palestina y la creación de Israel (1947–1948)
En 1947, la ONU propuso dividir Palestina en dos Estados: uno judío y otro árabe, con Jerusalén bajo administración internacional. El plan de partición fue aceptado por los líderes sionistas pero rechazado por los países árabes y los palestinos, que lo consideraron injusto. En 1948, cuando se retiraron los británicos, se proclamó el Estado de Israel. Inmediatamente, cinco países árabes (Egipto, Siria, Jordania, Irak y Líbano) declararon la guerra al nuevo Estado, dando inicio a la Primera Guerra Árabe-Israelí. Israel sobrevivió al ataque y amplió sus fronteras más allá de las previstas por la ONU. Como consecuencia, alrededor de 700.000 palestinos fueron desplazados o huyeron, en lo que ellos llaman la Nakba (“catástrofe”).
Conflictos armados y ocupación
Desde 1948, se han sucedido varios conflictos bélicos:
1956: Crisis del Canal de Suez
1967: Guerra de los Seis Días – Israel ocupó Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, los Altos del Golán y el Sinaí.


1973: Guerra del Yom Kippur – Egipto y Siria intentaron recuperar territorios.
1982: Invasión del Líbano – Israel atacó a la OLP, entonces basada en Beirut.
La ocupación de territorios árabes por parte de Israel tras 1967 marcó un punto de inflexión. La ocupación de Cisjordania y Gaza, así como la construcción de asentamientos israelíes en zonas palestinas, son considerados ilegales por gran parte de la comunidad internacional.
Islamismo político y radicalización
Con el paso del tiempo, el conflicto dejó de ser solo nacionalista y adquirió dimensiones religiosas. El surgimiento de movimientos islamistas, como Hamas en Gaza o Hezbolá en Líbano, ha radicalizado parte del enfrentamiento. Estos grupos no reconocen el derecho de Israel a existir y han utilizado tanto la política como la violencia para resistir la ocupación. Por su parte, Israel considera a estos movimientos como organizaciones terroristas, lo que ha generado enfrentamientos sangrientos, como las guerras en Gaza (2008, 2012, 2014, 2021, 2023) y el conflicto de 2023-2024.
Relaciones con el mundo musulmán
Aunque muchos países musulmanes han sido históricamente hostiles a Israel, algunos han normalizado relaciones en las últimas décadas. Egipto (1979) y Jordania (1994) firmaron tratados de paz. Más recientemente, países del Golfo como Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán firmaron los llamados Acuerdos de Abraham (2020) con mediación de Estados Unidos. Sin embargo, Irán y varios países musulmanes mantienen una postura abiertamente hostil, apoyando a grupos como Hamas o Hezbolá.
El dilema palestino y la solución de dos Estados
Desde los Acuerdos de Oslo (1993), existe un marco internacional para crear dos Estados, uno israelí y otro palestino. Sin embargo, las negociaciones están estancadas, la expansión de asentamientos avanza y los palestinos siguen sin un Estado soberano. La Autoridad Nacional Palestina (en Cisjordania) y Hamas (en Gaza) representan facciones distintas del liderazgo palestino, lo que también debilita su causa.
Conclusión
El conflicto entre Israel y el mundo musulmán no es un enfrentamiento simple ni puramente religioso. Es una disputa enraizada en el colonialismo, el nacionalismo, el trauma, las identidades y los derechos no resueltos. Su resolución parece lejana, aunque muchos creen que la paz aún es posible si ambas partes logran reconocer la legitimidad y los derechos del otro. Solo a través del diálogo, la diplomacia y el compromiso con la justicia podría algún día cerrarse una herida que lleva más de cien años abierta.
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