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Crisis en los kioscos: cerraron 16.000 en un año y las ventas se desplomaron un 40%

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Crisis en los kioscos: cerraron 16.000 en un año y las ventas se desplomaron un 40%. La situación de los kioscos en Argentina atraviesa uno de sus momentos más críticos. En los últimos doce meses, cerca de 16.000 comercios de este rubro bajaron sus persianas en todo el país, afectados por una fuerte caída en las ventas que ronda el 40%, según datos relevados por la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA).

El número de kioscos registrados cayó de 112.000 a 96.000, lo que representa una contracción del 14,2% en el sector formal, con cifras provenientes de los registros de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). Desde la entidad que agrupa a estos comerciantes alertan sobre una tendencia preocupante: “Vamos hacia la desaparición del kiosco de barrio, como ocurrió con los almacenes en los años 90”, advirtió Ernesto Acuña, vicepresidente de UKRA.

Mientras los pequeños puntos de venta cierran, las grandes cadenas de consumo masivo continúan ganando terreno. Este fenómeno se traduce en una pérdida sostenida de rentabilidad para los kioscos tradicionales, que ya no logran competir en precio ni en volumen de ventas. Un estudio reciente de la consultora NielsenIQ reveló que al finalizar 2024, al menos 89.936 kioscos sufrieron una caída promedio del 16% en su rendimiento.

Entre los productos más golpeados figuran las bebidas, que representan el 60% de la facturación del rubro y tuvieron una baja del 17%. También se registraron descensos del 23% en golosinas, del 11% en galletitas y del 3% en artículos de cosmética y cuidado personal. Ante este escenario, muchos comerciantes buscan adaptarse y diversificar su oferta.

“Hoy el kiosco no sobrevive solo vendiendo cigarrillos y golosinas. Muchos suman librería, juguetería o gastronomía para sostener el negocio”, explicó Acuña en diálogo con DM Delta. También señaló que los costos fijos —como tarifas y alquileres— se han incrementado al punto de volverse insostenibles para miles de kiosqueros. Otro fenómeno preocupante es el crecimiento de la informalidad. Mientras se reducen los comercios registrados, proliferan puntos de venta no formalizados.

Desde UKRA remarcan que muchas personas, ante la falta de empleo o ingresos suficientes, abren una ventana en sus casas para vender productos de consumo cotidiano, replicando una modalidad que se expande en distintos barrios del país. La situación del sector refleja una problemática estructural: una economía que presiona a los pequeños comerciantes y que, en ausencia de políticas de alivio, los empuja al cierre o a la informalidad.

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