🕰️ “El paso de los años: esa bendita travesía donde todo cruje, pero uno ríe mejor”
Los años pasan. A veces corren. Otras veces trotan. Y en ciertas mañanas frías, parece que te atropellan. Pero ¡vamos! En esta comedia de la vida, envejecer no es una tragedia… ¡es una comedia de enredos!
Porque con el paso de los años uno gana sabiduría, paciencia… y un montón de cargadores que ya no sirven para nada. Pero eso sí: también ganamos historias, anécdotas, arrugas con nombre propio y un radar afinadísimo para detectar quién merece nuestro tiempo y quién mejor que se lo lleve el algoritmo.
🧠 La mente madura… pero hace pausas
Con el tiempo, la cabeza piensa más lento, sí, pero con más estilo. Antes respondías al toque; ahora hacés una pausa dramática. ¿Olvidás nombres? Claro. ¿Dónde dejaste las llaves? Ni idea. ¿Qué día es hoy? Misterio. Pero eso sí: recordás perfectamente el teléfono fijo de tu casa de infancia y la letra completa de una canción de los 80. Prioridades.
🦴 El cuerpo cambia (y protesta)
Después de los 40, te levantás y cada parte de tu cuerpo hace su propio sonido. Parecés una orquesta sinfónica de huesos. Te agachás y hacés un ruido que ni sabías que podías emitir. ¿Y qué hay de las resacas? Antes eran de 6 horas, ahora duran más que una miniserie de Netflix.
Pero ojo, no todo es quejarse: ahora sabés que una buena siesta puede arreglar medio día, que el ibuprofeno es un aliado noble, y que la verdadera maratón es sobrevivir a una reunión familiar sin discutir política.
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👓 La vista cambia… pero la perspectiva mejora
Sí, usás anteojos para leer y empezás a estirar el brazo como si el texto viniera con zoom. Pero a cambio, tenés una visión más clara de lo que querés, de lo que te hace bien, y de con quién querés compartir tu tiempo (spoiler: con quien te hace reír y no con quien te drena el alma).
❤️ El corazón se vuelve más sabio
Con los años, uno deja de enamorarse de caritas lindas y se enamora de quien te guarda el último pedazo de pizza. Valorás los silencios cómodos, las carcajadas compartidas, y los amores sin tanto “drama queen”.
🎁 Y lo mejor… aún no pasó
Porque cada año que pasa es una colección de momentos que valen oro. Y aunque el envase se arrugue, el contenido mejora. Como el buen vino. O como ese tupper misterioso que tu abuela tiene en el freezer desde 2002, que nadie se anima a abrir, pero seguro es increíble.
🙌 Conclusión
Envejecer no es una decadencia. Es una evolución. Es pasar del “me importa todo” al “me importa un carajo” con elegancia. Es saber que los mejores momentos no tienen filtro de Instagram y que reírse hasta que duela la panza es mejor que cualquier antiarrugas.
Así que sí: los años pasan. Y que sigan pasando, por favor. Porque cada uno que llega es una oportunidad más para vivir, aprender, reír… y contar otra buena historia (aunque la repitas 3 veces, que nadie se va a quejar).

