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7 de mayo: dos meses de la catástrofe en Bahía Blanca, los vecinos siguen sin respuestas

Este miércoles 7 de mayo se cumplen dos meses desde que el agua arrasó con todo en Bahía Blanca. A 60 días del temporal, los vecinos continúan sin soluciones concretas por parte del gobierno provincial ni nacional. En cada jornada, el drama de los inundados se profundiza con la misma crudeza del primer día.

El reloj avanza, pero para muchos vecinos de Bahía Blanca el tiempo parece haberse detenido el 7 de marzo, cuando una tormenta histórica convirtió calles en ríos, casas en ruinas y la tranquilidad en angustia. Este miércoles se cumplen dos meses de aquel desastre climático y, lejos de los anuncios oficiales, la realidad en los barrios más golpeados sigue siendo de abandono.

Dolor, bronca y resignación

“Nos prometieron ayuda, subsidios, soluciones habitacionales. Hasta ahora, nada”, dice Graciela, vecina del barrio Villa Rosas, mientras muestra el interior de su vivienda donde aún se ven las marcas del agua en las paredes. Como ella, cientos de familias padecen las consecuencias de un desastre que no termina con la retirada del agua: techos colapsados, muebles perdidos, electrodomésticos inservibles y la salud mental deteriorada.

Muchos damnificados aseguran que nunca más volvió un funcionario a pisar la zona tras las primeras semanas del desastre. “El municipio hace lo que puede, pero esto lo tiene que resolver Provincia o Nación. Y no aparece nadie. Nos sentimos olvidados”, cuenta Ricardo, otro vecino afectado.

Un Estado ausente

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Desde las esferas oficiales, las respuestas han sido vagas y espaciadas. A pesar de los informes iniciales que hablaban de fondos de emergencia y programas de asistencia, en la práctica los resultados son escasos. El registro de damnificados tuvo múltiples demoras, y hasta hoy hay quienes no han recibido ni una ayuda mínima para reconstruir su hogar.

Tampoco hay claridad sobre los estudios prometidos para analizar las causas de la catástrofe: ¿fue solamente la intensidad de la tormenta o también hubo negligencia en el mantenimiento de desagües, obras inconclusas o alertas mal gestionadas?

Vivir día a día después del agua

Cada día sin respuestas es un día que los vecinos tienen que sobrevivir con lo que hay. Algunos volvieron a sus casas entre paredes húmedas y sin electricidad. Otros fueron acogidos por familiares. Y no faltan los que directamente viven en condiciones de hacinamiento en centros comunitarios o en viviendas improvisadas. “El agua se llevó todo, pero lo que más duele es que nadie se haga cargo”, resume Marta, quien aún espera un crédito prometido para reconstruir su vivienda.

Silencio institucional, ruido en las calles

A lo largo de abril se organizaron asambleas barriales, movilizaciones y reclamos en la plaza Rivadavia. Las protestas, sin embargo, no han logrado mover con firmeza la maquinaria estatal. “No pedimos lujo, pedimos dignidad”, fue una de las frases más repetidas por los manifestantes.

Una herida que no cierra

La catástrofe de Bahía Blanca no fue solo climática. Fue también —y sigue siendo— una crisis social, económica y de representación. A dos meses del desastre, la falta de respuestas concretas por parte de los gobiernos provincial y nacional deja una herida abierta que sigue creciendo. Y para los vecinos, cada amanecer es un nuevo recordatorio de que el agua pasó… pero las consecuencias se quedaron.

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