El boxeo argentino y mundial está de luto. Este lunes 28 de julio de 2025, falleció Alejandra “La Locomotora” Oliveras, una de las más grandes exponentes del pugilismo femenino. Tenía 47 años. La multicampeona mundial murió luego de estar internada en estado crítico durante dos semanas tras sufrir un accidente cerebrovascular isquémico (ACV) que obligó a una intervención quirúrgica de urgencia.
Su estado neurológico nunca mejoró, y su corazón finalmente se detuvo, rodeada por el amor de sus hijos y familiares en el hospital Cullen de Santa Fe. Su muerte no solo deja un vacío deportivo. También se apaga una voz potente, una historia de vida hecha a base de luchas, caídas y resurrecciones. Una mujer que rompió barreras sociales, económicas y deportivas a puño limpio y con una sonrisa desafiante.
De la pobreza extrema al Guinness
Nacida el 20 de marzo de 1978 en El Carmen, provincia de Jujuy, y criada en condiciones de extrema vulnerabilidad, Alejandra conoció el hambre desde niña. A los 5 años ya ayudaba a su familia lavando ropa y vendiendo productos en la calle. A los 14 fue madre por primera vez. Vivió en casas precarias, pasó hambre, sufrió violencia de género y fue madre de seis hijos, a quienes crió prácticamente sola.
Según contó en más de una entrevista, hubo noches en las que tuvo que cazar palomas para poder alimentarse. El deporte llegó como un refugio. Primero lo practicó para defenderse. Luego se convirtió en su pasión. Y finalmente, en su destino. Desde sus primeros entrenamientos mostró una entrega descomunal, una voluntad de hierro y una potencia que pronto la pondrían en el radar del boxeo profesional.
Debutó oficialmente como boxeadora profesional en 2005. Apenas un año después, en 2006, ya era campeona del mundo en la categoría supergallo, venciendo a la mexicana Jackie Nava nada menos que en Tijuana. Fue el inicio de una carrera repleta de gloria, títulos y desafíos.
Repleta de títulos y récords
“La Locomotora” construyó una trayectoria difícil de igualar. Disputó 38 combates, de los cuales ganó 33 (16 por nocaut), perdió 3 y empató 2. Fue campeona mundial en seis ocasiones, en distintas categorías de peso: supergallo (CMB), pluma (AMB y OMB), ligero (CMB) y superpluma (WPC). Su récord más impactante le valió el ingreso al Guinness World Records: fue la única mujer en lograr coronas mundiales en cuatro divisiones distintas.
Este logro, junto a su carisma, su potencia arriba del ring y su impronta combativa, la convirtieron en una estrella internacional del boxeo femenino. Además de sus combates en Argentina, Oliveras peleó en México, Estados Unidos, Bolivia, Perú y Alemania, representando a nuestro país con orgullo, llevando la bandera nacional en alto en cada rincón del planeta.
Referente social e inspiradora
Pero Alejandra fue mucho más que una campeona mundial. Supo capitalizar su fama para visibilizar causas que la atravesaban profundamente: la lucha contra la pobreza, la igualdad de género, la defensa del deporte como herramienta de inclusión. Fue una voz incómoda para muchos sectores que se beneficiaban del silencio de los atletas. Denunció la desigualdad en los premios, el destrato institucional hacia las mujeres boxeadoras, y exigió mejores condiciones para los deportistas amateurs.
En 2020 fundó el Team Locomotora, un gimnasio comunitario en Santo Tomé, Santa Fe, donde brindaba clases gratuitas de boxeo para niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad. “Quiero que los chicos tengan una oportunidad mejor que la que tuve yo”, decía. Durante la pandemia, organizó colectas solidarias para llevar alimentos y artículos de higiene a familias necesitadas. Y no dudaba en ponerse al frente de las entregas, recorriendo barrios, abrazando a la gente, escuchando sus historias.
Política, motivación y legado
En 2021 incursionó en la política como candidata a diputada nacional por Santa Fe. En 2024 trabajó en el Ministerio de Seguridad de la Nación, en el área de Seguridad en Eventos Deportivos. Ese mismo año fue incorporada al Salón de la Fama del Boxeo Latinoamericano, siendo la primera mujer argentina en recibir ese reconocimiento.
Su carisma natural también la llevó a participar de programas de televisión, dar charlas motivacionales y recorrer escuelas. Con su tono directo y su voz potente, inspiraba a niños y adultos a “no rendirse nunca”. “La vida me pegó más fuerte que cualquier rival en el ring. Pero yo siempre me levanté”, solía decir. Y esa frase es el resumen perfecto de su historia: una mujer que nunca se dejó vencer.
La última pelea
El 14 de julio sufrió un ACV mientras entrenaba. Fue internada y operada de urgencia en el Hospital Cullen de Santa Fe. Desde ese momento su estado fue crítico. Amigos, familiares, excompañeros del boxeo y fanáticos de todo el país siguieron con angustia las novedades sobre su salud. Este lunes, finalmente, su cuerpo dijo basta. “Se fue en paz, con sus hijos cerca. Luchó hasta el final, como siempre hizo”, expresó uno de sus familiares.
El adiós a una leyenda
El boxeo argentino pierde a una de sus más grandes representantes. Pero su legado no se va con ella. Quedan sus peleas memorables, sus títulos, su voz firme, su sonrisa amplia, su historia de vida convertida en bandera. Alejandra “La Locomotora” Oliveras será recordada como mucho más que una campeona. Fue una luchadora auténtica.
Una mujer que venció a la pobreza, al abandono y a los prejuicios. Que dio todo por sus hijos, por su gente, por su país. El ring ya no la verá entrar. Pero su ejemplo seguirá marcando el camino para miles de jóvenes que, como ella, sueñan con abrirse paso a fuerza de voluntad. Gracias, campeona. Por tu coraje, tu historia, y tu corazón invencible.