El reciente dictamen judicial que ordena la utilización de una tobillera electrónica para Cristina Fernández de Kirchner ha vuelto a poner en agenda el sistema de prisión domiciliaria en Argentina, una figura legal muchas veces cuestionada y rodeada de mitos. ¿Cómo funciona realmente este régimen? ¿Quiénes pueden acceder? ¿Qué controles existen?
La prisión domiciliaria es una modalidad de cumplimiento de la pena o de detención preventiva fuera de una cárcel, bajo supervisión. Cuando se utiliza una tobillera electrónica, se incorpora un sistema de monitoreo geolocalizado que permite a las autoridades seguir en tiempo real los movimientos de la persona detenida.
El objetivo de este mecanismo es garantizar que la persona cumpla su arresto dentro de los límites establecidos, sin evadir la custodia judicial. Se aplica tanto en etapas procesales (como la prisión preventiva) como durante el cumplimiento de una condena.
¿Quiénes pueden acceder a este beneficio?
La prisión domiciliaria está regulada en Argentina por el Código Penal y distintas leyes complementarias. El artículo 10 del Código Penal establece que puede concederse en casos como:
Personas mayores de 70 años.
Personas con enfermedades terminales o estados de salud que no puedan ser tratados en prisión.
Mujeres embarazadas o con hijos pequeños a cargo.
Casos especiales que, por razones humanitarias, lo justifiquen.
En los últimos años, también se ha contemplado el uso en contextos de hacinamiento carcelario o por razones de seguridad (por ejemplo, amenazas a la vida del detenido dentro del penal).
No se trata de una medida automática: requiere autorización judicial y, generalmente, informes médicos, psicológicos y sociales.
¿Cómo funciona el monitoreo con tobillera electrónica?
El sistema de tobillera electrónica es provisto por el Estado a través del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Este dispositivo emite señales constantes a una central de monitoreo que controla si la persona se encuentra dentro del perímetro autorizado.
Si se registra una violación del perímetro, como salir del domicilio sin autorización, el sistema emite una alerta inmediata a las autoridades. En muchos casos, también se establecen zonas de exclusión (por ejemplo, no acercarse a víctimas o testigos), y la tobillera permite detectar si se incumplen esas restricciones.
El monitoreo funciona las 24 horas del día, los 365 días del año, y puede complementarse con visitas sorpresivas o controles policiales.
Ventajas y críticas del sistema
Desde sectores judiciales y penitenciarios se valora que la prisión domiciliaria con monitoreo electrónico permite aliviar la sobrepoblación carcelaria, humanizar el cumplimiento de penas y mantener un control efectivo, especialmente en casos donde no existe riesgo de fuga o entorpecimiento del proceso.
Sin embargo, también hay críticas:
Selectividad: Se cuestiona que no todos acceden del mismo modo, y que las decisiones pueden estar condicionadas por influencias políticas o mediáticas.
Limitada capacidad de control: En algunas provincias, el sistema de tobillera está saturado o con tecnología obsoleta.
Percepción social: Muchos sectores de la sociedad ven esta modalidad como una forma de impunidad, sobre todo en casos de corrupción o delitos graves.
¿Qué cambia con el caso de Cristina Fernández de Kirchner?
Aunque la expresidenta no fue condenada con prisión efectiva, el dictamen que ordena una medida de control como la tobillera electrónica marca un precedente simbólico. Refleja un uso más extendido del sistema como medida cautelar, incluso en figuras de alto perfil, y pone en debate la frontera entre justicia, política y derechos individuales.
Más allá de las posiciones políticas, el caso vuelve a poner bajo la lupa cómo se administra la justicia en el país, cómo se equilibra el respeto a las garantías con la necesidad de rendición de cuentas, y qué tan confiable es el sistema de monitoreo que, en teoría, reemplaza las rejas por el control remoto.


¿Qué no puede hacer un preso domiciliario?
Un preso domiciliario en Argentina, especialmente si está controlado con tobillera electrónica, tiene una serie de restricciones claras y obligatorias, aunque esté cumpliendo la detención fuera de una cárcel. A continuación, detallamos qué no puede hacer una persona bajo este régimen. Lo que NO puede hacer un preso con prisión domiciliaria:
1. Salir del domicilio sin autorización judicial
La regla más básica: el detenido debe permanecer en el domicilio declarado las 24 horas del día, salvo que el juez autorice una salida por razones médicas, judiciales o extraordinarias.
Ejemplo: no puede ir a comprar, visitar a familiares o salir a caminar, aunque viva solo.
2. Desplazarse fuera del perímetro permitido
Si tiene una tobillera electrónica, se configura un “perímetro virtual” (por ejemplo, 50 metros desde la puerta del domicilio). Si lo traspasa:
Se activa una alarma automática en el centro de monitoreo.
Se da intervención a la fuerza de seguridad.
Puede ser revocada la domiciliaria y volver a prisión.
3. Destruir, manipular o quitarse la tobillera
La tobillera es inviolable. Cualquier intento de:
Desactivarla.
Cortarla o cubrirla con materiales que bloqueen la señal.
Manipular su batería o conexión.
Se considera una violación grave, que también puede implicar la pérdida del beneficio y, en algunos casos, una nueva causa penal.
4. Tener contacto con víctimas o testigos (si hay orden judicial)
En casos de violencia de género, corrupción o delitos complejos, el juez puede establecer zonas de exclusión o prohibición de acercamiento.
No puede llamar, mensajear, enviar intermediarios ni acercarse a una persona protegida por esa medida.
5. Recibir visitas sin control judicial o excederse en el número
El juez puede imponer condiciones sobre quiénes pueden ingresar al domicilio. En muchos casos se restringen las visitas o se requiere autorización previa.
6. Consumir alcohol o drogas (si hay condición médica o judicial)
En algunas prisiones domiciliarias, sobre todo si hay tratamiento psicológico, se impone la prohibición de consumir sustancias o alcohol. Su incumplimiento también puede provocar la revocación.
7. Trabajar, participar en actividades sociales o políticas (sin permiso)
Aunque esté en su casa, la persona no está en libertad. No puede:
Dar entrevistas.
Publicar mensajes en redes en carácter de “funcionario” (si lo fuera).
Participar de actos públicos o reuniones.
Excepto que el juez lo autorice expresamente y con fines justificados.
¿Qué pasa si incumple alguna de estas normas?
Las consecuencias dependen de la gravedad del incumplimiento, pero en general puede:
Perder el beneficio de la prisión domiciliaria.
Volver a una cárcel común.
Enfrentar nuevas causas penales, como desobediencia judicial.
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