Search

“Vendrán días de tanta confusión que muchos no sabrán a quién seguir”

“Vendrán días en que la confusión será tanta que muchos no sabrán a quién seguir”. Don Orione y la profecía de la confusión: una advertencia para los tiempos de crisis. Estas palabras, atribuidas a San Luis Orione, resuenan con fuerza en la Argentina actual, atravesada por tensiones sociales, políticas, morales y espirituales que colocan al ciudadano común en un escenario de incertidumbre permanente. Pero ¿quién fue Don Orione y por qué esta frase, no registrada oficialmente entre sus escritos, cobra tanto sentido en nuestra época?

¿Quién fue Don Orione?
San Luis Orione nació en Italia en 1872 y fue un sacerdote católico profundamente comprometido con los pobres, los huérfanos y los marginados. Fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, extendió su acción a diversos países, incluyendo la Argentina, donde su legado sigue vivo a través de escuelas, hogares y centros asistenciales. Su carisma y su fe en la providencia divina marcaron profundamente a todos los que lo conocieron. Fue canonizado por el Papa Juan Pablo II en 2004.

Orione vivió en tiempos turbulentos: el surgimiento de los totalitarismos, la Primera Guerra Mundial, la crisis social europea, y sin embargo, siempre sostuvo que la caridad era más poderosa que cualquier ideología o sistema político. En sus prédicas, hablaba de la lucha entre el bien y el mal no como algo lejano, sino como una realidad cotidiana.

La frase y su contexto espiritual
“Vendrán días en que la confusión será tanta que muchos no sabrán a quién seguir.” Aunque no se encuentra documentada oficialmente en sus obras, esta frase ha sido transmitida oralmente por fieles, religiosos y devotos, y aparece en diversas publicaciones devocionales que reflejan el pensamiento de Don Orione. Aun si no hubiese sido pronunciada por él de forma literal, resume con precisión una parte clave de su visión profética: el peligro de la pérdida de referencias morales, la debilidad de la fe y la manipulación ideológica en tiempos de crisis. Hoy, esta advertencia se vuelve inquietantemente actual: en un mundo saturado de información, discursos cruzados, líderes enfrentados y promesas vacías, la ciudadanía —y en particular los jóvenes— enfrenta la dificultad de saber quién dice la verdad y qué camino seguir.

Una Argentina sin brújula
En el contexto argentino, la frase adquiere una dimensión simbólica. Tras décadas de crisis económicas, polarización política, escándalos judiciales y decepciones recurrentes, el país ha entrado en una etapa de desconfianza generalizada. Instituciones que antes eran pilares de cohesión —la educación, la justicia, los partidos políticos, incluso sectores de la Iglesia— hoy son vistas con sospecha o indiferencia.

La gente busca respuestas. Algunos en la política, otros en el mercado, otros en nuevas espiritualidades, y muchos, simplemente, desconectan, agotados por la decepción. Es precisamente este estado de “confusión colectiva” el que refleja la frase: una sociedad que ha perdido sus referentes, donde todo es cuestionado y nadie parece digno de guía.

No saber a quién seguir: más que una crisis política
Este fenómeno no es solo político o económico. Es también una crisis del alma. El sociólogo Zygmunt Bauman hablaba de la “modernidad líquida”, donde nada permanece, y todo cambia a velocidad de vértigo. Don Orione lo anticipó desde otra mirada: la del pastor que ve a su rebaño dispersarse en medio de voces discordantes, promesas tentadoras y caminos peligrosos. Desde esta perspectiva, el “no saber a quién seguir” no es solo una falta de líderes, sino también una falta de claridad interior, de formación de la conciencia, de anclaje espiritual. Don Orione predicaba una fe viva, encarnada, con valores firmes y servicio al prójimo como medida de toda acción.

¿Y cuál es la salida?
La respuesta no está, como pensaban algunos, en una figura mesiánica que lo resuelva todo. Don Orione no promovía salvadores políticos, sino una renovación del alma colectiva. Afirmaba que solo una sociedad con raíces espirituales profundas podría atravesar la tormenta sin naufragar. La “confusión” no se disipa con slogans, sino con educación, oración, verdad y servicio, decía. Y si bien la frase parece sombría, lleva en sí misma una advertencia y una llamada: en tiempos de confusión, es más urgente que nunca buscar la luz verdadera, discernir, y no dejarse arrastrar por las modas o los discursos más ruidosos.

Una profecía viva
La frase de Don Orione, auténtica o no en su literalidad, sigue siendo una profecía viva. Nos recuerda que la peor crisis no es la económica ni la política, sino la de la fe, la verdad y la caridad. Nos interpela como individuos y como nación: ¿sabemos a quién seguimos? ¿Tenemos criterios sólidos o vamos de un lado a otro según el viento?

Como escribió el propio Don Orione:
“La caridad salvará al mundo.” Y tal vez, también a una Argentina confundida, pero con potencial de grandeza si recupera su eje espiritual.

TE NECESITAMOS

El periodismo social y comunitario está desapareciendo por no tener sustentos. ECOS sobrevive gracias a la vocación de sus editores y la colaboración de corazones solidarios que cada mes nos ayudan con donaciones. Pero es muy poco, ¡¡NO ALCANZA!! y necesitamos que tomes conciencia de que sin un compromiso de todos en el sostenimiento, quienes hacemos esto tendremos que dejar de hacerlo. Hazlo hoy, ya que mañana podría ser tarde.

Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *