Las bibliotecas populares argentinas, pilares históricos de la educación y la cultura comunitaria, atraviesan una situación crítica que amenaza su existencia. Estos espacios, que desde hace más de un siglo promueven la lectura, el pensamiento crítico y el acceso democrático al conocimiento, se encuentran en riesgo debido a una serie de modificaciones recientes en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), el organismo estatal que las sostiene y articula.
Desde su creación en 1870 por impulso de Domingo Faustino Sarmiento, la CONABIP ha tenido como misión fomentar y acompañar el desarrollo de bibliotecas gestionadas por la comunidad en todo el país. Gracias a este respaldo, más de 1.500 bibliotecas populares han logrado sostenerse a lo largo del tiempo, incluso en contextos adversos, garantizando no solo el acceso a libros, sino también ofreciendo talleres, actividades culturales, apoyo escolar y espacios de encuentro.
Sin embargo, en el actual contexto político y económico, las medidas impulsadas por el Gobierno Nacional —como la reestructuración de la CONABIP, la eliminación de su Junta Representativa y la amenaza a su principal fuente de financiamiento— han encendido las alarmas en todo el ecosistema cultural argentino. Las bibliotecas denuncian una falta de recursos que ya empieza a traducirse en cierres, reducción de actividades y un retroceso en derechos culturales conquistados durante décadas.
Este artículo explora las implicancias de los cambios legislativos y administrativos, sus efectos concretos en las bibliotecas populares de diversas provincias, y las estrategias de resistencia que estas instituciones están desplegando para evitar su desaparición. Porque lo que está en juego no es solo la continuidad de edificios con libros, sino el derecho a la cultura, a la palabra y al encuentro en comunidad.
Cambios legislativos y su impacto

El proyecto de Ley Ómnibus y el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023 proponen la eliminación del Fondo Especial establecido por la Ley 23.351, que financia a la CONABIP mediante un porcentaje de los impuestos a los juegos de azar . Este fondo representa más del 50% del presupuesto de la CONABIP y es esencial para el funcionamiento de más de 1.500 bibliotecas populares en todo el país. Además, la reestructuración de la CONABIP mediante el Decreto 345/25 ha reducido su autonomía, al integrarla a la Secretaría de Cultura y eliminar la Junta Representativa que aseguraba la participación federal en las decisiones del organismo .
Consecuencias en las bibliotecas
La falta de financiamiento ha llevado a muchas bibliotecas a declarar un “estado de emergencia” . En provincias como Santiago del Estero, bibliotecas han cerrado o reducido sus actividades debido a la imposibilidad de cubrir gastos básicos como servicios públicos y mantenimiento. En San Juan, representantes de bibliotecas populares advierten que la eliminación del financiamiento podría llevar al cierre de muchas instituciones, afectando programas de promoción de la lectura, conservación del patrimonio y acceso a tecnologías .
Movilización y resistencia
Ante esta situación, bibliotecas de todo el país han iniciado acciones de protesta y campañas de visibilización. En Buenos Aires, representantes se reúnen con legisladores y funcionarios locales para articular una respuesta conjunta a las medidas propuestas . En Neuquén, se han organizado cacerolazos culturales y se ha creado la cuenta de Instagram “Bibliotecas Populares en Lucha” para coordinar acciones y difundir información.
Un llamado a la acción
Las bibliotecas populares son espacios fundamentales para la educación, la cultura y la cohesión social en Argentina. Su posible desaparición representa una amenaza al acceso equitativo al conocimiento y al desarrollo comunitario. Es crucial que la sociedad en su conjunto, junto con las autoridades, reconozcan la importancia de estas instituciones y trabajen para garantizar su sostenibilidad y fortalecimiento.
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