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31 de mayo: hace 114 años, el Titanic tocaba el agua por primera vez en Belfast

titanic

El 31 de mayo de 1911, en los astilleros Harland & Wolff de Belfast, se realizó la botadura del RMS Titanic, el barco más grande y lujoso jamás construido hasta entonces. Aquel día, la emoción y el orgullo se mezclaban con la magnitud de un proyecto que pronto pasaría a la historia por motivos muy distintos. Hace exactamente 114 años, el mundo presenciaba uno de los hitos más impresionantes de la ingeniería naval del siglo XX. El Titanic, orgullo de la naviera White Star Line, era oficialmente lanzado al agua en una ceremonia que reunió a más de 100.000 personas en el puerto de Belfast, Irlanda del Norte.

No se trataba aún del viaje inaugural, sino de la botadura: el momento en que el casco del navío tocaba el agua por primera vez. El proceso, cuidadosamente planificado, duró apenas 62 segundos. A las 12:13 del mediodía, el gigantesco casco comenzó a deslizarse por la rampa engrasada, impulsado por su propio peso y controlado por frenos hidráulicos. Era el final de una fase crucial en su construcción y el inicio del acondicionamiento interior, que continuaría durante casi un año más.

Una obra colosal
Diseñado para ser un emblema de poderío, velocidad y lujo, el Titanic medía 269 metros de largo y pesaba más de 46.000 toneladas. Su construcción había comenzado en 1909 y había requerido a más de 3.000 trabajadores, en su mayoría hombres de Belfast, quienes lo apodaron “el barco de los sueños”.

En la botadura no se rompió ninguna botella de champán sobre el casco, una tradición que la White Star Line no acostumbraba seguir. Sin embargo, sí hubo discursos y vítores, y la prensa británica cubrió con entusiasmo lo que describían como el barco más grande jamás flotado.

El inicio de una leyenda
La historia del Titanic es bien conocida: zarparía finalmente en abril de 1912 desde Southampton hacia Nueva York, en su primer y único viaje. El choque contra un iceberg y su trágico hundimiento en las heladas aguas del Atlántico Norte marcaron uno de los desastres marítimos más impactantes del siglo pasado, con más de 1.500 vidas perdidas. Pero en aquella jornada de mayo de 1911, el futuro aún estaba por escribirse. El Titanic simbolizaba el progreso humano, la fe en la tecnología y el dominio del hombre sobre el mar. Era el reflejo de una época confiada en su propia modernidad.

Belfast y el legado del Titanic
Hoy, más de un siglo después, Belfast conserva con orgullo su vínculo con el Titanic. El astillero original aún puede visitarse y alberga el museo Titanic Belfast, uno de los principales destinos turísticos de Irlanda del Norte. Allí se conmemora no solo el trágico final del barco, sino el ingenio, la fuerza de trabajo y la innovación que lo hicieron posible. Cada 31 de mayo, la ciudad recuerda aquel día en que su creación más famosa se deslizó hacia el agua, majestuosa e imponente, sin saber que también navegaba hacia la eternidad.

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