Franco Colapinto lo logró. El joven oriundo de Pilar llegó a la Fórmula 1 y comparte equipo con Jack Doohan en Alpine, una escudería que viene de atravesar más turbulencias internas que logros deportivos. Sin embargo, a pesar de haberse ganado un lugar con esfuerzo, resultados y carisma, el argentino parece seguir corriendo de atrás en cuanto al protagonismo dentro del equipo. ¿Por qué Alpine aún muestra preferencia por Doohan?
Un ascenso merecido… pero con jerarquías previas
Colapinto no llegó por marketing ni por contactos: se ganó su lugar con actuaciones sólidas en F3 y una impresionante capacidad de adaptación en F2. No obstante, Doohan ya llevaba años dentro del entorno Alpine, con horas acumuladas en simulador, prácticas oficiales y un plan de desarrollo más avanzado. En la estructura de la escudería, el australiano ya estaba instalado como “el proyecto serio”, mientras que Franco fue recibido con entusiasmo… pero sin la misma prioridad.
La política interna de Alpine y los “tiempos de espera”
Los franceses han demostrado, más de una vez, que sus decisiones no siempre responden al rendimiento inmediato. Lo vivió Oscar Piastri, quien debió esperar su oportunidad y terminó yéndose a McLaren. Ahora, con Colapinto ya dentro del equipo, Alpine parece repetir esa política de maduración lenta. Mientras tanto, Doohan sigue recibiendo más espacio mediático, técnicos con mayor experiencia a su lado y el beneficio de las primeras actualizaciones en el auto.
Ventaja estratégica: Doohan es “de la casa”
Aunque ahora comparten equipo, no hay que olvidar que Doohan es un producto 100% Alpine. Su camino se construyó dentro de la academia y tiene un respaldo estructural más fuerte.
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Colapinto, en cambio, llegó como una joya externa que supieron aprovechar, pero no criaron. Esa diferencia pesa cuando se definen jerarquías en los briefings, en las estrategias de carrera y en el trato puertas adentro.
El factor político y los intereses de la marca
Doohan no solo es un buen piloto: representa un mercado clave como el australiano, tiene apellido de campeón y contactos en las altas esferas del automovilismo. Colapinto tiene una hinchada fiel, un país que lo sigue de forma apasionada, pero menos peso comercial en el negocio global de la F1. En una escudería que necesita inversión y estabilidad, esas diferencias también cuentan.
Colapinto: el talento que incomoda al sistema
Lo más llamativo es que Franco ha igualado —e incluso superado en ocasiones— el rendimiento de Doohan en pista. Clasificaciones brillantes, carreras agresivas y una madurez poco común para un debutante lo han convertido en un piloto que ya no puede ser ignorado. El argentino obliga al equipo a tomar decisiones incómodas: ¿pueden seguir priorizando a Doohan cuando el rendimiento dice otra cosa?
Conclusión: Franco ya está, pero falta que lo suelten
Para el público argentino, ver a Colapinto en la F1 es un sueño hecho realidad. Pero también es inevitable notar que, aunque ya comparte box con Doohan, el trato no siempre es parejo. En Alpine aún manda la política sobre el mérito. Sin embargo, si Franco sigue en este nivel, ni los favoritismos ni los planes a largo plazo podrán detener lo que ya empieza a ser evidente: Colapinto tiene todo para liderar.

