El 30 de abril de 1884 marcó un hito en la historia del sur argentino: la inauguración del ferrocarril entre Buenos Aires y Bahía Blanca. Esta monumental obra de infraestructura fue impulsada por la empresa británica Ferrocarril del Sud (Buenos Aires Great Southern Railway), que había recibido en 1881 la concesión para extender sus vías desde Azul hasta el puerto bahiense, consolidando un corredor ferroviario fundamental para la integración y el desarrollo de la región.
La construcción avanzó a paso firme y para enero de 1884 los rieles se unieron en Saavedra, completando una línea de más de 600 kilómetros y 22 estaciones intermedias, conocida como “Vía La Madrid”. El viaje inaugural tuvo lugar en abril de ese año. El jueves 24, dos trenes repletos de autoridades e invitados partieron desde Plaza Constitución y La Plata. Uno de los pasajeros destacados fue el entonces gobernador de Buenos Aires, Dardo Rocha. Ambas formaciones se unieron en La Gama (hoy General La Madrid), donde se ofreció un agasajo en el galpón de máquinas de la estación.
El 25 de abril, los trenes arribaron a Bahía Blanca, aunque sorpresivamente no se detuvieron en la estación central de la ciudad, sino que continuaron hasta la estación El Puerto (actual Ingeniero White), donde se encontraban las instalaciones principales del Ferrocarril Sud. Allí, el 26 de abril, se celebraron los actos oficiales de inauguración en un gran galpón de locomotoras. El banquete, presidido por Rocha y directivos de la empresa, incluyó un menú escrito en francés. Luego, de regreso en Bahía Blanca, la ciudad vivió un día de fiesta con asado popular, juegos y una velada de gala en el municipio.
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La llegada del tren a Bahía Blanca fue mucho más que un evento simbólico: transformó radicalmente su fisonomía económica y social. Numerosos historiadores consideran este hecho como una “segunda fundación” de la ciudad. En las dos décadas siguientes, la población se multiplicó por diez, con una fuerte presencia de inmigrantes europeos. El puerto de Ingeniero White, conectado directamente al ferrocarril, se convirtió en un nodo clave para la exportación de cereales y productos del interior.
Hoy, a 141 años de aquella inauguración, el panorama es muy distinto. El servicio de trenes de pasajeros entre Buenos Aires y Bahía Blanca, que había sido restablecido en años recientes por la empresa estatal Trenes Argentinos, se encuentra actualmente suspendido. En 2024, un descarrilamiento en proximidades de Olavarría y el deterioro de la infraestructura provocaron la interrupción indefinida del servicio. Esto ha generado preocupación y reclamos en numerosas localidades del sudoeste bonaerense, que ven en el tren no solo un medio de transporte económico, sino un vínculo histórico, cultural y económico con la capital.
La historia del ferrocarril Buenos Aires – Bahía Blanca es, en definitiva, una muestra del impacto que tuvo el tendido ferroviario en el desarrollo nacional. Su inauguración en 1884 representó la unión efectiva entre el litoral y la pampa sur, y su actual ausencia deja al descubierto la necesidad de una política sostenida que recupere el valor estratégico del tren en la Argentina del siglo XXI.

