La crisis económica en Argentina no deja sectores sin afectar, y el turismo no es la excepción. Aunque muchos imaginan un repunte postpandemia, la realidad es que cada vez más hoteles en todo el país están bajando sus persianas. El fenómeno impacta con especial crudeza en la Provincia de Buenos Aires, donde destinos históricos como Mar del Plata, Tandil, San Clemente del Tuyú o Sierra de la Ventana viven una situación de emergencia.
En 2024 y los primeros meses de 2025, se registraron más de 300 cierres de establecimientos hoteleros a nivel nacional, según la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT). En el caso de la provincia, la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica (FEHGRA) estima que 1 de cada 5 hoteles pequeños o familiares se encuentra en riesgo de cierre o reconversión.
El crecimiento de los costos operativos, la caída del turismo interno y la competencia informal por plataformas como Airbnb explican gran parte del fenómeno. “Estamos viendo una tormenta perfecta: inflación acumulada, caída del consumo y tarifas dolarizadas en servicios esenciales. Muchos hoteles ya no pueden sostenerse”, indicó a [Nombre del medio] Graciela Fresno, expresidenta de FEHGRA y referente del sector en Buenos Aires.
Mar del Plata, el termómetro del turismo bonaerense
La ciudad de Mar del Plata, que históricamente funcionó como barómetro del turismo en el país, vive una situación crítica. Si bien durante la temporada de verano 2025 hubo cierta actividad, las estadísticas de ocupación mostraron un descenso de casi el 20% respecto a 2020, según cifras del Ente Municipal de Turismo (EMTur).
El Hotel Hermitage, símbolo del turismo premium marplatense, cerró sus puertas a fines de 2024, dejando una marca simbólica. Lo siguieron hoteles tres estrellas, hosterías y complejos familiares en los barrios de La Perla, Punta Mogotes y Güemes.
“Es muy difícil sostener una estructura cuando no hay previsibilidad económica y cada vez menos turistas con poder de gasto”, explica Laura Rodríguez, propietaria de un hotel boutique en Playa Grande. “Tenemos menos reservas, pero los costos no paran de subir. La luz, el gas, el agua, los seguros. Y además, los salarios que deben estar en regla”.
Turismo social paralizado y eventos suspendidos
Otro factor que golpea al sector es la paralización del turismo social, en especial el estudiantil, sindical y de contingentes de adultos mayores. Muchos de estos grupos motorizaban la actividad hotelera en temporadas medias o bajas. Los gremios y mutuales recortaron presupuestos, y ya no mandan contingentes como antes.
“Para muchos pueblos turísticos del interior bonaerense, esos grupos eran vitales”, detalla Jorge Araneta, dueño de un hotel en San Pedro. También los eventos masivos, como congresos, ferias y encuentros culturales, han disminuido significativamente, afectando la ocupación hotelera en ciudades como La Plata, Tandil o Bahía Blanca.
El avance de los alquileres informales
La expansión de los alquileres temporarios sin regulación representa otro obstáculo para el hotel tradicional. Según un relevamiento de FEHGRA, en ciudades como Mar del Plata y Tandil, hasta un 35% de la oferta turística ya se da por fuera del circuito formal, lo que deja a los hoteles en clara desventaja.
“Nosotros pagamos todos los impuestos, cumplimos normativas de seguridad, contratamos personal y nos inspeccionan. Los alquileres temporarios no tienen ningún control y ofrecen precios bajos porque trabajan en negro”, denuncia Ana Luz Martínez, hotelera de Sierra de la Ventana.
Un sector que se reconvierte o desaparece
Frente a este escenario, muchos hoteles optan por reconvertirse en residencias temporarias, departamentos turísticos o incluso geriátricos, como ocurre en algunas ciudades del interior. En otras localidades, edificios que alguna vez alojaron turistas ahora están vacíos o en venta. La situación genera no solo pérdidas económicas, sino también impactos laborales y sociales profundos, ya que el sector turístico es uno de los mayores generadores de empleo en la provincia.
“Por cada hotel que cierra, no solo se pierden camas turísticas. Se pierden fuentes de trabajo, proveedores locales, servicios gastronómicos y parte de la identidad de nuestros destinos”, reflexiona con preocupación un funcionario del área de Turismo bonaerense.
¿Qué se necesita para revertir la tendencia?
Desde el sector piden políticas públicas activas que contemplen beneficios impositivos, líneas de financiamiento a tasa subsidiada y una estrategia provincial y nacional para fortalecer el turismo interno. Algunos municipios como Tandil, Villa Gesell y Necochea han lanzado sus propios programas de promoción y asistencia, pero los empresarios afirman que no alcanza sin un plan integral. “Tenemos que recuperar al turismo como política de Estado. No solo como motor económico, sino como forma de sostener el tejido productivo en cientos de comunidades”, concluye Amengual, de AHT.
Conclusión:
La situación del sector hotelero en Argentina es crítica, y la Provincia de Buenos Aires está en el centro del problema. Sin medidas urgentes y una visión de largo plazo, los cierres seguirán aumentando y dejarán una huella difícil de revertir en el mapa turístico del país.
