La publicación este martes en el diario El Dia de La Plata bajo el título “En La Plata hay más policías en la agrupación sinfónica que en la división de drogas” abre una vez más el debate sobre la funcionalidad eficiente en los temas candentes que requiere la comunidad y referidos enfáticamente a la seguridad y presencia efectiva de las fuerzas en las calles de la provincia.
Dice El Dia que según una base de datos oficial, la banda musical tiene 99 agentes con destino en la Ciudad, mientras que para combatir el narcotráfico el número de agentes llegaría a 94. Hay otras cifras que hacen ruido, como la cantidad de custodios. La dotación de policías que cumple funciones preventivas es una cuestión que replica directamente en los niveles de seguridad en cualquier lugar del mundo.
Si bien es muy importante el grado de profesionalismo y preparación en la fuerza para desarrollar esa tarea, a mayor cantidad deuniformados en la calle y, correctamente distribuidos según el mapa de calor territorial, son más altas las probabilidades de brindar un servicio“exitoso”. Sin embargo, por los índices delictivos existentes en la actualidad en la Ciudad, ese adjetivo no figuraría entre los más utilizados por los platenses a la hora de describir la realidad en su metro cuadrado.
La sobreestructura en áreas no esenciales para la seguridad en la Policía Bonaerense: Un problema de gestión. La Policía Bonaerense, la fuerza de seguridad más grande de Argentina, enfrenta múltiples desafíos estructurales que afectan su eficiencia y capacidad operativa. Uno de los problemas más acuciantes es la sobreestructura en áreas no esenciales para la seguridad, lo que genera un uso ineficiente de los recursos y limita la capacidad de respuesta ante el delito.
Una burocracia que crece sin control
A lo largo de los años, la estructura administrativa de la Policía Bonaerense se ha expandido considerablemente. Aunque la modernización de la fuerza es necesaria, la creación de nuevas dependencias y cargos administrativos ha generado un sistema pesado y difícil de gestionar. En muchos casos, estos organismos no están directamente relacionados con la seguridad pública, sino con funciones administrativas, de coordinación interna o de gestión de recursos.
Esta proliferación de áreas burocráticas se traduce en una mayor demanda presupuestaria para sostener personal, infraestructura y equipamiento que no necesariamente impactan en la prevención del delito ni en la protección ciudadana. Como resultado, se destinan fondos que podrían reforzar patrullajes, capacitación de efectivos o incorporación de tecnología para la investigación criminal.
Impacto en la operatividad y en la seguridad
El crecimiento desmedido de la estructura no operativa ha generado inconvenientes en distintos niveles:
Recursos diluidos: Parte del presupuesto policial se destina a mantener oficinas, personal administrativo y jerarquías que no contribuyen a la seguridad directa de la población.
Desviación de efectivos: Muchos agentes con formación en seguridad son reasignados a tareas burocráticas, lo que disminuye la cantidad de efectivos disponibles en las calles.
Falta de coordinación: La creación de múltiples departamentos y direcciones ha llevado a una superposición de funciones, generando demoras en la toma de decisiones y problemas en la operatividad diaria.
Casos paradigmáticos
Existen direcciones y unidades dentro de la Policía Bonaerense cuya utilidad ha sido cuestionada en reiteradas ocasiones. Algunas de estas áreas cumplen funciones de apoyo logístico o administrativo que, si bien son necesarias en cierta medida, podrían ser optimizadas o absorbidas por organismos más pequeños y eficientes. Además, la designación de altos cargos en estas dependencias ha sido objeto de críticas, ya que en algunos casos se han convertido en espacios para el sostenimiento de estructuras políticas internas.
Posibles soluciones
Para mejorar la eficiencia de la Policía Bonaerense y focalizar los recursos en la seguridad ciudadana, es fundamental revisar la estructura organizativa de la fuerza. Algunas medidas clave podrían incluir:
Auditoría interna y reducción de áreas innecesarias: Un análisis detallado permitiría identificar departamentos redundantes o con bajo impacto operativo.
Redistribución del personal: Reasignar efectivos administrativos a tareas operativas, reforzando el patrullaje y la prevención del delito.
Optimización del presupuesto: Redirigir fondos de áreas no esenciales a la adquisición de equipamiento, tecnología de vigilancia y capacitación del personal.
Digitalización y simplificación de trámites: Reducir la burocracia a través de sistemas tecnológicos que permitan agilizar procesos internos y minimizar la necesidad de personal administrativo.
Conclusión
La sobreestructura en la Policía Bonaerense representa un obstáculo para el cumplimiento efectivo de su misión principal: garantizar la seguridad de los ciudadanos. Reducir la burocracia, optimizar recursos y fortalecer las áreas operativas son pasos fundamentales para transformar la institución en una fuerza más eficiente y orientada a las necesidades reales de la sociedad. Un rediseño estratégico no solo beneficiaría a la población, sino que también dignificaría el trabajo de los efectivos policiales, permitiéndoles cumplir su labor de manera más efectiva y con mejores condiciones.
