Inaugura su proyecto de generación de energía para 2 mil habitantes

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Construyó un feedlot con piso de hormigón y techo y con la bosta de los animales genera electricidad para 2.000 personas. Hace casi dos años, Clarín Rural se hacía eco del proyecto que tenía Cecilio De Souza, quien maneja la pyme familiar “Agro de Souza S.A” en la localidad bonaerense de Coronel Suárez.

Consistía en cerrar el círculo productivo ganadero-agrícola a partir de un feedlot estabulado con piso de hormigón y techo. Y a través del estiércol de los animales, alimentar un biodigestor para que genere energía eléctrica a la red. Y ahora, ese sueño que tenía y que contaba con tanto pasión, se hizo realidad.

“Es una inversión de países de primer mundo. Es un ejemplo claro de política de Estado, que se está llevando adelante porque se firmó con un Gobierno y se está finalizando con otro, más allá de un montón de problemas y de dificultades o demoras típicas de la burocracia argentina. Hay buena sintonía de todos los organismos más allá del desconocimiento que existe sobre el tema”, analizó Cecilio, quien el 2 de marzo hará la inauguración oficial del proyecto.

Agro de Souza S.A comenzó a funcionar hace 50 años bajo el mando del padre y del tío de Cecilio. Fue con la venta de maquinaria agrícola, trabajando con varias marcas. Hoy tienen la casa matriz en dicha en Coronel Suárez, con sucursales en Daireaux y Carhué. A dicha actividad, con el tiempo le agregaron la producción ganadera en 1990, y sumaron superficie agrícola a su negocio.

Pero hubo un punto de inflexión en el emprendimiento. Cecilio, quien es licenciado en Economía Agropecuaria, ingresó en 2002, y le dio un vuelco para lograr un crecimiento exponencial en todas las actividades. Hoy, la sociedad está conformada por dos accionistas: Mario Luis, socio fundador y padre de Cecilio, y Cecilio.

Trabajan en campos agrícolas y ganaderos para cría tanto en propios como arrendados. Cuentan con un rodeo de 580 vacas de cría de razas británicas, con la intención de hacer ciclo completo en el feedlot propio. También compran terneros de 180 kg en promedio y se los engorda hasta los 400/420 kg en promedio. Y hacen hotelería en el feedlot.

“Esta actividad resulta de vital importancia para la empresa ya que nos permite garantizar un flujo de fondos mensual constante, a través del cual aseguramos los gastos de estructura. Asimismo, nos facilita la concreción de negocios de compra y venta de maquinarias utilizando canje”, indicó.

En los meses de invierno cultivan cebada, avena y arveja, y durante el verano maíz, sorgo y soja. Con parte de estos cultivos realizan silos de planta entera para alimentar gran proporción de los animales del feedlot. Y cuentan con riego suplementario para 450 hectáreas, que también utilizan para dispersar el biofertilizante que producen con el estiércol de los animales.

Un ambicioso proyecto

Al estar limitados en el crecimiento porque el feedlot estaba muy cerca del pueblo de Coronel Suárez, decidieron buscar otro campo para poder instalarlo .Y analizaron en ese momento de invertir en alguna estructura nueva, que diferencie el feedlot con el que ya tenían.

Y ahí fue que pensaron en “BiodeS”, que consta de tres corrales techados, con piso de cemento, y con capacidad para alojar 3.000 cabezas de ganado en 1.000 metros cuadrados. Y muy cerca, instalaron dos biodigestores de 3.000 metros cúbicos cada uno en los que se almacena la bosta de las vacas y se descompone generando el biogás.

Y con ese biogás (una especie de combustible) se produce energía eléctrica que es inyectada a la red nacional, y comercializada con CAMMESA bajo contrato que fue firmado en diciembre de 2019 (Ronda 3 del Programa RenovAr). En el escrito se estipuló la provisión de 0,55 mega watts (Mwh) por 20 años.

La Cooperativa San José, que es donde inyectan la energía generada por el biodigestor, distribuye dos mega watts. “Le vamos a estar inyectando un 25% más”, dijo. Le provee electricidad a las tres colonias alemanas que están cerca de Coronel Suárez -Pueblo Santa Trinidad, Pueblo San José y Pueblo Santa María- que superan los 7.000 habitantes.

Por lo que Cecilio calculó que generará electricidad para aproximadamente 2.000 personas. Y también sirve llega a la electrificación rural para los sistemas de riego que se han instalados. La inversión total fue de alrededor de US$ 3 millones financiado principalmente a través del Banco Nación y del Banco Provincia y según los cálculos que sacó Cecilio, en 10 años recupera lo invertido.

Para llevar adelante el proyecto, se aliaron con la firma HAACK HNOS, de Javier y Cristian Haack, quienes aportaron herramientas agrícolas, 800 vientres en producción y 1.500 hectáreas de campo alquilado (320 bajo riego). Asimismo, alineados con el compromiso de generar energías renovables, instalaron sistemas solares fotovoltaicos en las oficinas y en la balanza de camiones.

Sumaron ahora una tercera batería de paneles solares para bombear agua y el biofertilizante a través del equipo de riego el cual dejará de consumir combustibles fósiles a cambio de energía limpia. “Nuestro objetivo final es autoabastecernos con bioenergías“, enfatizó.

Funcionamiento

Actualmente, hay 3.000 cabezas en el engorde a corral (un tercio es propio y el resto, de clientes) y, bajo el sistema de auto limpieza a través de scraper, obtienen entre 100 y 120 metros cúbicos por día de bosta. Eso se limpia y se lleva a la fosa y luego, al biodigestor que están calefaccionados (entre 39 y 40 grados) para que se logre la fermentación.

Esta proceso genera 250 metros cúbicos de gas metano (el objetivo de la pyme es llegar a los 300 metros cúbicos). Es filtrado y sirve como combustible para “mover” el motor y generar electricidad. ”Se agrega un poco del mismo líquido que sacamos de los tanques para licuar esa bosta y se agrega un poco de agua de pozo. Pero la idea es que utilicemos la menor cantidad de agua limpia y se reutilice el mismo líquido que sale después de todo ese circuito”, comentó.

Además, los residuos sirven como biofertilizante para los cultivos. En este momento están haciendo la instalación hasta el pivot central para esparcirlo en un potrero de 60 hectáreas donde está el proyecto, lo que equivale a 54 toneladas de urea. A su vez, el residuo sólido que se genera lo tiran con estiercoleras en el mismo campo. “En un futuro está la posibilidad de poder llevarlo a otros campos o venderlo a terceros”, agregó.

La importancia de la dieta de los animales

“Estamos generando esos 250 metros cúbicos de gas metano con el 100% con la bosta de los animales que están bajo techo. Estamos casi en la capacidad. Estaba la posibilidad de sumar silo dentro de los biodigestores para llegar a la potencia máxima, lo que implicaría un mayor costo. Pero hoy no nos está haciendo falta porque estamos usando una dieta bastante distinta a lo habitual, con mucha fibra”, explicó.

En este sentido, apuntó que esa dieta se compone de un núcleo vitamínico en base a levaduras. “Estamos metiendo mucho rollo de cola de maíz, cola de cebada y cola de raigrás, silo de maíz y de cebada y los granos que utilizamos son cebada partida húmeda y maíz partido húmedo. Nos hace ahorrar mucho en granos y esa bosta en tan alta en fibra que después nos genera muchísimo más gas metano y eso hace que no tengamos que agregar silos en el biodigestor”, comentó.

Ventajas del feedlot

Una particularidad del establecimiento es el piso de hormigón y el techo. “Las ventajas son todas para mejor. No encontramos puntos negativos”, dijo. “A nivel a nivel corporal y bienestar animal es mucho mejor”, agregó. De todas maneras, remarcó que deben prestar más atención en la parte sanitaria.

“Hay que tener más cuidado porque al estar todos los animales juntos, es más factible que una infección o algún problema se propague más rápido”, indicó. Comentó que hace por la sequía empezaron a hacer destetes precoces para aliviar ar las vacas en el campo y terneros de 110 a 120 kilos se adaptaron perfectamente.

“Tenemos animales que ya hace seis meses están bajo techo y están terminando muy bien”, agregó. Cecilio sostuvo que no incorporó ventilación en el galpón porque en la zona donde están instalados es muy ventosa. “Si hace 40 grados afuera, bajo el techo hace, por lo menos. cinco grados menos. Y en invierno, que acá es muy duro, es al revés, la temperatura es cinco grados más alta de lo que hace afuera”, describió.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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