La historia del hotel fantasma de Sierra de la Ventana

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La historia del hotel fantasma de Sierra de la Ventana. Creado en plena Belle Epoque argentina, fue el centro de la sociedad local hasta que los avatares del mundo conspiraron para su mantenimiento. Hoy es una ruina que se convirtió en visita guiada obligatoria en la zona. A través de los relatos virtuales que hace el guía Javier Gómez, de Tierra Ventana Turismo desde Sierra de la Ventana, todos los sábados a las 19 se puede revivir la historia del hotel más antiguo de la zona, inaugurado el 11 del 11 de 1911: el Club Hotel Sierra de la Ventana.

Si bien hoy tiene un aspecto fantasmal, ya que lleva bastante tiempo abandonado, sigue siendo centro de atención para visitas guiadas que, cuando volvamos a poder viajar por el país, serán de las más solicitadas en la zona. Según el experto, le dicen el Titanic de las Sierras. Fue construido con capitales ingleses y con todos los avances de la Belle Epoque, pensando en la aristocracia nacional que en esos tiempos también elegía Mar del Plata como el destino para un largo verano de al menos tres meses.

Hasta Sierra de la Ventana llegaban también acaudaladas personalidades de alta sociedad europea y recibió el título de "Maravilla del siglo” por parte del presidente Julio Argentino Roca, como dijo en su discurso del día de su inauguración. Fue ideado en el año 1900, inaugurado en 1911 y clausurado en 1920. Se lo considera el primer complejo hotelero de Sudamérica y uno de los primeros casinos en la Argentina. Hoy en día sus restos constituyen un atractivo turístico.

Hacia principios de 1900, el doctor Félix Muñoz y su amigo Manuel Láinez -dueño de 3.000 ha en Villa Ventana- intentaban crear un hospital para enfermedades respiratorias, por lo que Manuel le contó sobre el proyecto a su amigo Ernesto Tornquist, influyente y acaudalado terrateniente. Este habló con el representante del Ferrocarril del Sud, el británico Samuel Hale Pearson, a quien le encantó la idea pero para hacer un hotel de lujo con casino en Sierra de la Ventana. Así fue como la compañía ferroviaria le compró 120 ha a Láinez para construir este mega emprendimiento encargado a los arquitectos Gastón Luis Mallet y Jaques Dunant.

El proyecto en estilo Belle Epoque contaba con cancha de deportes, teatro, cine, biblioteca, salón comedor para 1.500 personas, más de 150 habitaciones, grifería en oro y plata, casino con sala de juegos, pileta de natación, campo de golf de 18 hoyos y un espectacular parque diseñado por Carlos Thays, huerta, frigorífico, tambo, energía eléctrica, alfombras de Persia y vajilla de Limoges, y una escalinata central en blanco mármol de Carrara. De la ceremonia de apertura y fiesta posterior, en la citada fecha de 1911, participaron 1.300 invitados. El 30 de noviembre de 1914 se inauguró el ramal del tren de trocha angosta que unía la estación de Sierra de la Ventana con el Club Hotel.

De la noche a la mañana se convirtió en el centro de reunión de políticos, diplomáticos y miembros de alta sociedad argentina. La Primera Guerra Mundial tuvo consecuencias letales para el emprendimiento pero, a pesar de la contienda bélica, el 9 de julio de 1916 se festejó allí el centenario de la Independencia con la asistencia de la Infanta Isabel de Borbón, el Príncipe Eduardo de Gales, el Presidente de Brasil, muchísimos políticos argentinos, diplomáticos, embajadores, gente de la alta sociedad.

El Club Hotel funcionó fuertemente durante seis años, hasta que la Primera Guerra Mundial limitó la llegada de las personalidades europeas, una baja económica a la que se sumó el cierre de todas las salas de juego del país por un decreto de Hipólito Irigoyen. Funcionando a pérdida, finalmente el 20 de marzo de 1920 se decidió su liquidación. 20 años más tarde lo compró el gobierno de la Provincia de Buenos Aires para crear una colonia de vacaciones. El proyecto quedó trunco y, a partir de entonces, lentamente se fueron vaciando la bodega y elementos del hotel.

En 1943 se convirtió en el alojamiento de los soldados nazis que fueron rescatados del acorazado Admiral Graf Spee que se hundió en el Río de la Plata. Durante dos años funcionó como centro de detención. Después de que dejaron el hotel, la degradación y depredación del edificio fue una constante. En la madrugada del 8 de julio de 1983 se incendió y solo quedó en pie la estructura, como si fuera uno de los castillos que pueblan Escocia, arrasados por las tropas británicas. La Municipalidad de Tornquist, en cuyo partido se encuentra, lo declaró Monumento Histórico en 1999. Hoy es parte de los atractivos de la zona y bien vale una caminata para conocer su historia e imaginarse bailando en uno de sus salones o tomando sol junto a la piscina. Fiel reflejo de una época pasada. Visitas guiadas en: tierraventana@gmail.com / Weekend Perfil

 
 
 
 
 
 
 
 
 
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